À Procura do Ponto G: Mito, Mistério ou Maravilha?

En busca del punto G: ¿mito, misterio o maravilla?

Hay zonas del cuerpo que no se revelan a primera vista. Requieren tiempo, atención e intención.
El punto G es una de esas zonas, rodeada de misterio, a veces infravalorada, a veces idolatrada. Pero ¿qué nos dice la ciencia? ¿Existe realmente? Y, aún más importante, ¿qué representa para el placer femenino?

El origen de un enigma sensual

El llamado «punto G», abreviatura de punto de Gräfenberg , debe su nombre al ginecólogo alemán Ernst Gräfenberg, quien en la década de 1950 describió una zona erógena en la pared anterior de la vagina con el potencial de desencadenar orgasmos intensos.

Sin embargo, la existencia anatómica exacta de este punto ha sido y sigue siendo objeto de debate. Algunos estudios de resonancia magnética, como los realizados por Odile Buisson y Emmanuelle A. de Lacoste (2009), han observado una estructura eréctil que podría corresponder al punto G, pero la ciencia se muestra cautelosa. Para muchos expertos, no se trata de un punto aislado, sino de una zona sensorial compleja donde se interconectan tejidos, glándulas y terminaciones nerviosas : una extensión interna del clítoris, la uretra y la pared vaginal.

¿Donde está ubicado?

Aproximadamente de 3 a 5 cm de la entrada de la vagina , en la pared anterior (es decir, mirando hacia el vientre). Al tacto, puede tener una textura ligeramente más áspera o esponjosa, especialmente cuando la mujer está excitada.
Pero lo más importante no es la precisión geográfica, sino cómo se llega: con tiempo, delicadeza y comunicación.

¿Punto G o punto de encuentro?

Además de su dimensión física, el punto G puede entenderse como un símbolo de conexión con el propio cuerpo y con los demás. Estimula no solo una zona erógena, sino también una forma de entrega . Cuando se activa con el debido cuidado (con los dedos, la lengua, juguetes específicos o penetración), el punto G puede provocar orgasmos profundos, con sensaciones que se extienden por el vientre, las piernas e incluso el pecho.

Algunas mujeres también reportan la liberación de líquido, un fenómeno conocido como eyaculación femenina , otro tema a menudo rodeado de tabúes infundados. Esto es algo natural y saludable, resultado de la estimulación intensa de las glándulas parauretrales (o glándulas de Skene), ubicadas justo al lado del punto G.

El placer como descubrimiento continuo

No hay ninguna regla. Ni un mapa fijo.
Cada cuerpo es un territorio sensible, en constante transformación. Para algunas mujeres, estimular el punto G es indiferente; para otras, es el epicentro del éxtasis. Lo importante es explorar, con escucha, curiosidad e intención.

Los juguetes con una curva adaptada a esta zona (como [nombre del producto curvo de L'Affaire]) pueden ser excelentes aliados para el descubrimiento. Lo mismo ocurre con la práctica del sexo lento , donde el placer reside más en el viaje que en el destino.

¿Existe el punto G?

Sí, existe. No como un botón mágico, sino como una invitación al autoconocimiento.
Existe siempre que hay deseo, presencia y entrega. Existe cuando uno explora el cuerpo como si hojeara un libro íntimo, línea a línea, respiración a respiración.


Porque el placer no es una ciencia exacta.

Es un arte y en L'Affaire lo tratamos como tal.

El placer tiene un nuevo lenguaje.
Entra. Descubre. Entrégate a la experiencia. Y trasciende tu yo interior.

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